Una hoja en blanco para mí siempre ha representado una oportunidad para expresarme, para comunicarme con los demás, recuerdo que cuando era una jovencita, la mejor forma que encontré para hacer contacto con mis emociones fue la escritura, inclusive llegue a elaborar algunas poesías y prosas poéticas. Ya han trascurrido algunos años desde ese entonces y ahora de nuevo escribo para contactar con mis sentimientos, para aclarar mis emociones y de ser posible para aportar al crecimiento de alguien más.
Conversaba en días pasados con una amiga muy querida y me pregunto que si yo creía en esa “teoría” que refiere que como es adentro… es afuera. Yo, conociendo no obstante la respuesta, le pregunte ¿Por qué? Y me dijo con una expresión de lo más angustiosa, "es que cuando yo me veo en el espejo no me gusta lo que veo, no me gustan las circunstancias que rodean mi vida, no me gusta mi empleo, no me gusta que el dinero es escaso", etc.
Una de las cosas mas enriquecedoras en mi vida, son mis amigas, esas mujeres afanosas, diligentes, astutas, amables, sensibles, perseverantes y hermosas que son las hermanas que no tuve, es por lo que me dolió saber que mi amiga se veía a sí misma, desagradable cuando se reflejaba su imagen en el espejo. En realidad no creo poder llegar al punto cierto de decir “que bien conozco fulanita o zutanita”, pues reconozco que la vida interior de cada persona es tan intima que rara vez se muestra y/o se comparte con alguien más. Es poco frecuente que las personas compartan que tienen miedo o pensamientos invasivos, obsesivos y en general medio raros, así como esos sueños que todo el ser humano tiene en los que ocurren cosas que avergüenza contarlos, por absurdos y extraños, pero todo eso es normal, ese tipo de pensamientos y sueños TODOS los tenemos y el que diga que nunca ha soñado cosas muy raras como para contarlas está mintiendo; lo que no es normal es que una vea su imagen el espejo y diga: "Que fea soy, que gorda y que desagradable me siento". Estos pensamientos son una poderosa señal de que algo en nuestro interior también nos desagrada y nos incomoda tanto como esa imagen que refleja ese espejo, tal vez el principio hermetico, si aplique y verdaderamente como somos por dentro somos por afuera y como es arriba es abajo. Pienso que la existencia de cualquier circunstancia fuera de nosotros es el reflejo de lo que habita en nuestro interior, ¿Que es lo que se oculta tras esa imagen que nos desagrada tanto? Y ¿si nos desagrada tanto, será tan obvio como lo es para mí, que entonces se carece de una autoaceptación? De una autovalía (autoestima) adecuada. La famosa autoimagen; de eso es de lo que estoy hablando, de la forma en la que nos VEMOS y la medida en la que nos aceptamos como somos; se dice fácil y lo es para muchos, pero para otros no lo es tanto, al contrario es difícil, doloroso, llegar a aceptarse y quererse, puede ser un verdadero suplicio recorriendo un camino bastante tortuoso hasta llegar a la verdad del porque nos autolastimamos comiendo o fumando, o bebiendo o inclusive involucrandonos con personas destructivas. En el caso de las personas obesas por ejemplo; ( y si alguien que este leyendo esto es obeso y me puede desmentir le ruego lo haga ) la autoaceptación es muy difícil, mas en estos tiempos en los que la delgadez de la figura en lo particular femenina es lo socialmente aceptable, amén de las complicaciones físicas que trae consigo la obesidad y de los señalamientos por parte de algunos ignorantes que afirman que para adelgazar solo se requiere fuerza voluntad, que para bajar de peso lo único que hay que hacer es comer menos, o que los gordos están así porque son indisciplinados y flojos. Todo eso es absolutamente falso, existen otros factores que determinan la obesidad y algunos de los más importantes tienen que ver con aspectos psicológicos, que además, se traducen en consecuencias tales como una imagen corporal distorsionada. Refiere la doctora en nutrición Eliana Silvestri, en su ensayo Aspectos psicológicos de la obesidad, que imagen corporal es la representación psicológica subjetiva que puede llegar a ser sorprendentemente diferente de la apariencia real (cash & Pruzinsky, 1990). La imagen corporal clásicamente (Slade 1994) se la define como la representación que se tiene del tamaño, contornos y forma del cuerpo y el sentimiento que trae aparejado sus características y las de sus diferentes partes constitutivas.
Es frecuente escuchar que las personas obesas comen por ansiedad como si fuera algo fácil entender o como si la ansiedad se presentara como algo absolutamente incontrolable y no es así, sépase que la ansiedad consiste en el conjunto de reacciones físicas y psicológicas que ocurren ante la presencia de un peligro. La respuesta de ansiedad se encuentra presente desde el nacimiento, siendo un mecanismo natural con el que nacemos. La ansiedad no solo aparece por peligros externos y objetivos, sino también por otros de carácter interno y subjetivo, e incluso por miedos inconscientes. Si la reacción de ansiedad es muy intensa ya sea porque la amenaza realmente sea enorme o porque nuestros mecanismos de respuesta ante los peligros esté desajustado, la reacción física y psicológica lejos de ayudar a hacer frente a la amenaza, se transformará en un peligro agregado. La alarma interna que supone la ansiedad, no debe alcanzar niveles excesivamente elevados, si así lo hiciera hay que reducirla. La mejor forma de reducir la ansiedad es eliminar el peligro que la ha provocado, pero no siempre es posible, en especial cuando el peligro es interno, subjetivo o inconsciente. El comer, o más exactamente masticar, al suponer un gasto de energía y al implicar una forma de desgarrar y triturar (actividad un tanto agresiva) se transforma en una forma de reducir la ansiedad, forma rápida y pasajera pero al alcance del paciente. Si el comer como recurso anti ansiedad se transforma en algo habitual con el tiempo se engordará, incluso estableciendo en algunas personas un círculo vicioso donde la ansiedad se reduce comiendo, por ende engordando, y este aumento de peso genera un motivo de alarma, de preocupación, por lo que nuevamente aparece la ansiedad y una vez más se come como mecanismo compensador.
He llegado a comprender que lo que nos engorda no es la comida, sino la relación que tenemos con ella, para muchos la comida o los alimentos en general tienen un significado y un valor simbólico, por ejemplo cuando hablamos de pastel y bolsitas de dulces yo inmediatamente lo asocio con fiesta de cumpleaños y diversión o cuando pienso en las palomitas de maíz y los nachos, lo asoció a un momento muy grato de esparcimiento que en mi caso ir al cine.
Este valor simbólico puede aparecer unido a diferentes circunstancias. El simbolismo con el que están cargados algunos alimentos, o mejor sería decir, el simbolismo especial que algunos de ellos tienen, puesto que prácticamente todo lo que comemos evoca en nosotros una valoración más allá de los puramente alimenticio, se da de manera individual para cada persona, no pudiendo, pues extrapolar nunca el significado que tiene una comida para una persona a otra.
Talvez lo que se pueda resumir de todo esto, es que las personas con sobrepeso tienen una relación con la comida en la que esta última los compensa, los tranquiliza, los acompaña (pues, la comida nunca te abandonará), y llena un vacío que nada tiene que ver con el estomago sino con la necesidad de afecto y aceptación; así que a mi hermosa amiga quiero decirle que la quiero mucho y la acepto como ella es, sin juzgarla, sin pretender cambiarla y que la acompañaré en esta senda que ha decidido emprender, el camino a una vida más saludable en todos los sentidos.