viernes, 27 de mayo de 2011

Primero me amo , luego existo

“El amor solo comienza a desarrollarse cuando amamos a quienes no necesitamos para nuestros fines personales” Erich Fromm

Una de las preguntas que para mí necesitaban respuesta de manera inminente en mi vida era: ¿Por qué escogí tan mal a mi pareja? Yo me case a los 30 años y había tenido un noviazgo de dos años con un profesionista al igual que yo, Él es dos años mayor, ambos habíamos sido maestros a nivel preparatoria y universidad. Ciertamente también había diferencias, Yo había estudiado Leyes y el Medicina, Yo tenía tres empleos y el uno, yo ya había alcanzado el éxito profesional y era económicamente autosuficiente y el aún no, de hecho estaba estudiando leyes como segunda carrera y ejercía la medicina muy poco; en aquel entonces lo invite a formar parte del despacho donde yo participada y donde teníamos amigos comunes, en más de una ocasión lo apoye para cubrir algunos gastos que le correspondían, le preste dinero para comprar una mesa de exploración e hice que se la trajeran hasta el consultorio unas horas antes de la ignauración del nuevo despacho y consultorio; como mi compromiso de intimar con El era en serio, le conté todos los secretos familiares, le confié detalles de mi vida que no había confiado a nadie más y cuando él me platicó que tenía casi dos años que no le hablaba a su hermana se me hizo raro pero no le di importancia, luego me contó que su mamá lo golpeaba mucho de niño y que él no le tenía ningún cariño, ni respeto, al igual que a su padre  a quien además no le tenía ni pisca de agradecimiento, no obstante que le había pagado su carrera universitaria en una escuela privada a muy duras penas y con muchos sacrificios; aún y con todas esos banderines de alerta y señales, yo simplemente no las vi como tales, creí que con mi amor Él podría liberarse de toda la amargura en la que vivía y dejar atrás la ira con la que revivía los recuerdos de su infancia inmersa en la pobreza y la violencia.
El era un niño herido con el que yo fácilmente empaticé (a nivel inconsciente más que consiente) y su condición satisfacía plenamente mi necesidad de dar amor, de hecho recuerdo muy bien una conversación que tuve de adolecente con mi mejor amiga en la que le dije que Yo creía que al mundo venían dos tipos de personas, unas que estaban en este mundo para dar amor y otras para recibirlo, por supuesto que tener esta creencia por casi toda mi vida adulta me costo muy cara, y me trajo mucho sufrimiento, pues era una creencia que me limitaba a dar, sin esperar recibir  amor, que me impulsaba a ceder constantemente sin esperar retribución de algún tipo, se comprenderá que los siete años que duro mi matrimonió así fueron; yo me desvivía por complacerlo,  por demostrarle que lo quería mucho, (para lograr esto me case con Él a escondidas de mis padres y por bienes mancomunados) que la vida debía verse con optimismo y obviamente no lo logré jamás; el tiempo trascurría y yo me sentía cada vez más triste, puesto que siempre había estado acostumbrada a que si me esforzaba en algo lo lograría y creía que “El amor todo lo puede” o tal vez deba decir, que estaba a acostumbrada a creer que YO LO PODIA TODO, era una mujer que simplemente “amaba demasiado”.
La Dra. Robin Norwood en su libro “las mujeres que aman demasiado”, al respecto refiere lo siguiente: “No pretendo implicar que las mujeres sean las únicas que aman demasiado. Algunos hombres practican esta obsesión con las relaciones con tanto fervor como podría hacerlo una mujer, y sus sentimientos y conductas provienen de las mismas dinámicas y las mismas experiencias infantiles. Sin embargo, la mayoría de los hombres que han sido dañados en la niñez no desarrollan una adicción a las relaciones. Debido a una interacción de factores biológicos y culturales, por lo general tratan de protegerse y evitar el dolor mediante objetivos más externos que internos, más impersonales que personales. Tienden a obsesionarse por el trabajo, los deportes o los hobies, mientras que la mujer, debido a las fuerzas biológicas y culturales que la afectan, tiende a obsesionarse con una relación, tal vez con un hombre así dañado y distante. “
Yo me involucré con un hombre que mayormente vivía desconectado de sus emociones, sin embargo hay una que prevalecía en su interior y era la ira, ese era el motor que movía su vida, de esa manera su mal humor, su mal “genio” y su amargura lo protegían de establecer una relación de amor y confianza reciproca, definitivamente temía involucrarse en una relación intima conmigo, ahora lo entiendo, antes por supuesto que no y esa falta de intimidad tanto emocional, psicológica y finalmente sexual, me producía un gran dolor, recuerdo haber llorado mucho, por muchas días y noches, tanto que fui cayendo en una depresión profunda, no podía entender cómo era posible que el hombre que había escogido para esposo y padre de mis hijos no me amara, ni siquiera me respetará y por el contrario se enfureciera conmigo por ser “una chiyona”, manipuladora  y chiqueada acostumbrada a salirme con la mía; bueno al menos eso era lo que me decía los días que me dirigía la palabra, pues había meses enteros en los que a pesar de vivir en la misma casa, ni siquiera me volteaba a ver. Es obvio que esta última parte ya entraba en la categoría de violencia psicológica además de verbal y la que finalmente se convirtió en física.
Por supuesto que la violencia intrafamiliar no tiene ninguna justificación, sin embargo para mi, como ya lo expuse, lo importante no era encontrar una justificación donde no la hay, pero si una explicación a lo que ocurrió, como de ser una mujer fuerte, exitosa y alegre me convertí en espacio de unos años en una mujer con sobre peso, deprimida y  abatida completamente.
Ahora sé, que fue una combinación de dos cosas, la primera de ellas es que Yo también fui una niña herida, a la que desde muy pequeña se le encomendó la tarea de cuidar de su madre, cuando debió haber sido completamente al revés, además no me fue permitido expresar mis emociones de tristeza, ira y de cualquier otro tipo (pues las niñas que tienen una cara triste o de enojo se ven feas y calladita te ves mas bonita) ya que eso produciría mas sobresaltos entre mi padre y mi madre que de por si tenían una relación conflictiva, entonces tuve que aprender a ser “la niña invisible”. La Dra Norwood al referirse a los niños invisibles los describe de la siguiente manera: “Ser invisible significa nunca pedir nada, nunca causar problemas, nunca hacer ningún tipo de exigencias, La hija que elige este rol evita escrupulosamente agregar cualquier tipo de carga a su tensionada familia. Se mantiene en su habitación o se funde con el papel de las paredes (en mi caso, yo desaparecía todo el día y me refugiaba en casa de mis amiguitas) habla muy poco y es muy reservada en lo que hace. En la escuela no anda ni mal ni bien, apenas se la recuerda. Su contribución a la familia es no existir. En cuanto a su propio dolor, es insensible: No siente nada”.
El segundo factor que determinó mi mala elección de pareja fue la familiaridad que siempre había experimentado ante la sensación del dolor y la tristeza, pues desde niña los conocí a la perfección aun y cuando no las expresaba;  debido a los patrones aprendidos en mi infancia, fue el sufrimiento lo que daba la escusa perfecta para no ver lo que habia oculto en mi interior, ya que si sufría por el distanciamiento afectivo de mi marido podía atribuirle únicamente a El  y a su misoginia todo mi dolor.
Afortunadamente ahora tengo todo muy claro y he encontrado dentro de mi la propia felicidad, he aprendido que la única persona que estará conmigo siempre  y "hasta que la muerte nos separe" soy YO, por eso me esmero cada día por ser mi mejor compañía, admito que he superado muchos retos y el primero de ellos fue aceptar tal hecho, el segundo fue aceptarme como soy, identificando mis alcances y mis limitaciones respecto de las emociones de las otras personas y las propias; finalmente aprendí que solo mi autoconocimiento me asegurará la felicidad y la experiencia del amor, puesto que he aprendido a amarme a mi misma me siento habilitada para amar a alguien mas.

viernes, 20 de mayo de 2011

"El Rompecabezas , un testimonio de vida y valor"


Nunca había entendido tan claramente el significado de lo que querían decir con la expresión “recogiendo mis pedazos” hasta que al verme me di cuenta que literalmente así estaba, desquebrajada en mil pedazos, como un rompecabezas con las piezas revueltas que no tienes idea por donde empezar a armarlo. Así estaba yo el 28 de noviembre del 2008, el día en que decidí salirme de mi casa, había perdido todo y cuando digo todo es todo, mis pertenencias personales y por poco hasta mis hijas. Emocionalmente creo que todavía tenía menos, había perdido mi identidad, me encontraba muerta de miedo, abatida, desorientada y sin rumbo, la imagen que yo tenia de mi misma no se parecía en nada a la mujer que yo era en ese momento, hasta a mi misma me resultaba desconocida. No tenia idea de que seria a la mañana siguiente, mucho menos de cómo rehacer mi vida.
Así fue mi experiencia, mi primer contacto real con mi liberación después de haber estado sometida en una relación de maltrato extremo por muchos años.
Que me hizo llegar a ese punto? Creo que mi instinto de supervivencia y mi silenciosa inconformidad que no me permitía resignarme a aceptar ese modo de vida. La última agresión que había recibido yo había hecho contacto con la muerte, realmente sentí que me podía matar; de hecho, no sé si no tuvo el valor de hacerlo o yo la suficiente astucia para salir con vida. Claro, no toda mi vida fue así de intensa, pero mi historia fue tal como es la dinámica de la violencia, así como la narran los libros. Empezó a agredirme verbalmente, emocionalmente, sexualmente, anularme como persona, a cerrarme el círculo de amistades y familiares hasta hacerme sentir que sólo lo tenía a él. Sus agresiones cada vez fueron mas extremas, disfrutaba de verme totalmente indefensa, atemorizada y avergonzada, me di cuenta a manera instintiva que debía de moverme de ahí, además yo ya no veía en él arrepentimiento ni un poco de cordura, todas sus atrocidades las justificaba diciendo que lo hacía porque yo lo provocaba, prácticamente para su cabeza era porque yo me lo merecía. Por eso decidí irme, tenía miedo que la próxima fuera mas creativo o me matara.
Definitivamente yo no era una persona feliz, vivir controlando todo para que él no se alterara era una tarea muy agotadora, generalmente me sentía desanimada, cada día era un día mas, me daba igual mi cumpleaños, día de madres o navidad ya no me parecía a la persona que yo era.
Creo que mi deseo por sentirme bien y por entender su conducta me hicieron que buscara ayuda en libros, sitios de Internet información y terapia que por cierto fue muy útil, me empezó a abrir los ojos y me ayudó para que yo dejara de ver normal lo que no era normal y para que distinguiera lo que era un trastorno a un problema de pareja.
Como verán, no recibí inspiración divina y lo dejé, si hago este recuento es para que si conocen a alguien que este pasando esta situación, vean que es normal sentir miedo, que se vale hacer intentos, lo importante es no resignarte a quedar ahí, les aseguro que es mas difícil estar adentro que afuera. Yo también al principio negaba a mi misma que yo era objeto de violencia y cuando lo reconocí me avergonzaba decirlo porque creía que me iban a juzgar de tonta o no me iban a creer, pues ante los ojos de los demás era muy encantador, pero saben que fue lo mas maravilloso? Cuando confesé todo lo que por años callaba y lo abandoné, nadie me juzgó de tonta al contrario puedo afirmar que reconocieron mi valentía de enfrentarlo.
Desde luego, el cuento no termina ahí, recoger tus pedazos y armarte nuevamente, pero como dicen los comerciales, nueva y mejorada, requiere de mucho trabajo y voluntad. La violencia no terminó ahí y no creo que ha terminado, sigue dando sus patadas de ahogado, buscando la manera de amedrentarme y atemorizarme aun sin vivir juntos, él me conocía perfectamente y sabía que botón accionar para causarme miedo y paralizarme. Les aseguro que la única forma de detenerlo ha sido mi fortaleza, ni siquiera las leyes.

lunes, 16 de mayo de 2011

Anatomia de una infidelidad parte dos

Según el diccionario de la real academia española infidelidad es:  La falda de fidelidad que a su vez se define como “Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona” se entiende por fe en este contexto a la palabra que se da o promesa que se hace a alguien con cierta solemnidad o publicidad, estas conceptualizaciones son objetivas pues las encontramos dentro de las paginas frías de un diccionario ampliamente aceptado, sin embargo desde el punto de vista afectivo ¿Cómo podemos determinar que una persona le es infiel a otra? ¿Son los mensajes de texto insinuantes o con contenido sexual entre personas del sexo opuesto, infidelidades? ¿Son las relaciones por internet y lógicamente a distancia, infidelidades?  o ¿Se requiere de la existencia de la “copula”?  mismo que es otro concepto también objetivo, físico y muy real distinto de las relaciones virtuales.
Cuando hablamos de la palabra dada a alguien con cierta solemnidad inmediatamente me viene a la mente la frase que se pronuncia en el altar y ante la presencia de testigos que dice “te prometo ser siempre fiel en lo prospero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi vida”, considero que más solemne que eso no puede poner. En adición a ello, tenemos la firma del contrato matrimonial, el cual además de solemne es formal y contiene básicamente la expresión de la voluntad de ambos contrayentes y en lo sucesivo cónyuges, de unirse en matrimonio, todo esto está muy bien…pero… ¿hasta cuándo? En el fondo de mi mente escucho una voz que me susurra “haaassta que la mueeeerte los ssepareeee” y en términos jurídicos “de manera indefinida y/o hasta que sobrevenga una causal de divorcio”.
Comprendo con suficiente claridad que hablar de la infidelidad es sumamente complicado, sin embargo no es imposible si consideramos sus elementos más básicos dentro del contexto de nuestra realidad mexicana; desafortunadamente en este punto debemos adentrarnos en las múltiples creencias machistas con las que hemos vivido y crecido dentro se nuestra sociedad, mas beata que liberal y mas hipócrita que autentica. Hemos escuchado decir infinidad de veces a nuestras abuelas y posiblemente a nuestras madres: “Todos los hombres son iguales”, “Ellos tienen sus necesidades, además, no las pueden satisfacer con la madre de sus hijos”, “esas relaciones no cuentan, son pasajeras mijita, tu aguanta y ya verás que pronto regresa” “la mujer debe hacerse de la vista gorda, porque si lo enfrentas te va a decir que si es cierto y luego ¿que vas a hacer?” o el clásico y como si fuera su culpa : “La que busca encuentra “ o “esas son sus capillitas pero YO la catedral”, en realidad todo este asunto se puede poner inclusive más ridículo, pero no es el caso, lo importante es saber cómo se desarrolla una relación amorosa sana, para ello diremos primeramente que existen autores que afirman que el concepto de fidelidad refleja una necesidad psicológica, la necesidad de una cierta seguridad, de que la pareja no va a abandonar al otro o la relación en cualquier momento. Así también interpretamos el sentido simbólico del contrato matrimonial: los cónyuges dicen uno al otro haciendo una especie de pacto: “yo necesito que no me abandones en cualquier momento para poder vivir con cierta seguridad, confiabilidad, poder invertir en un proceso o historia de amor, para poder entregarme a ese proceso sin dudas y completamente. Así como yo preciso de eso, sé que tú también lo precisas, porque es un proceso de a dos, y por eso yo me comprometo a no abandonar la relación. Todo eso por un tiempo razonable, por lo menos, y si sentimos la necesidad de cortar o terminar el proceso, deberemos compartirlo y conversarlo mutuamente, pues forma parte de la confiabilidad”. Sin embargo creo que el comprometerse en una relación amorosa debe tender a satisfacer las propias necesidades y no las necesidades o miedo al abandono del otro, no obstante pienso que es sano que al asumir en compromiso sea natural esperar que el otro igualmente se comprometa con nosotros, de lo contrario estaríamos en una situación de desigualdad que a la larga podría conducir a la separación y/o sufrimiento.
Una vez asumido el compromiso y siendo este reciproco ¿Que sigue? .
No se requieren pensamientos rebuscados ni contar con el don de la clarividencia para saber que habrá dificultades y problemas que resolver durante la vida de la relación, siendo este un punto muy importante, puesto que en la mayoría de las parejas en lo particular las muy jóvenes podemos notar que no se cuenta con suficientes herramientas para la solución de conflictos, no existe además un autoconocimiento adecuado y profundo para establecer con toda precisión que se quiere y espera de uno mismo y la pareja en cuestión, entonces entran en juego las propias creencias del individuo, por ejemplo en el caso de los hombres tal vez podrían pensar que la mujer debe permanecer en el hogar y atender al marido o que la mujer es igual en el sentido profesional y crecimiento económico y debe aportar de manera equitativa al sostenimiento del hogar; y así diversas y muy variadas creencias entran en acción, ni hablemos todavía de cuando se adicionen a dicha pareja uno o dos hijos. He escuchado a muchos expertos opinar que el principal problema en las parejas es la falta de comunicación, honestamente como yo no soy experta no puedo afirmar lo mismo, sin embargo tiene bastante lógica y es del más elemental sentido común puesto que la comunicación entre los individuos fomenta los lazos de afecto, de amor, filiales y  de amistad, etc.
Nos dice la terapeuta familiar Annette Kreuz que en la terapia de pareja, las pautas y las estructuras de poder son el campo de trabajo terapéutico constante. En la fase de constitución de la pareja, ésta elabora unas pautas de interacción que son la base para las expectativas que tendrá cada uno del otro en el futuro común. Algunas reglas que surgen de estas pautas pueden ser explicitas, como por ejemplo “Ambos vamos a apoyarnos para poder finalizar los  estudios” o “como yo odio a mi familia, sólo tenemos contacto con la tuya”. Sin embargo, la gran mayoría de las reglas alrededor de cómo, cuándo y quien hace que, se elaboran de manera implícita. Muchas veces, ninguno de los componentes sabe a nivel consiente la regla que espera seguir. Se habla de contratos implícitos e inconscientes. Estos contratos implican toda clase de aspectos vitales, tanto cognitivos, como emocionales y comportamentales. Lo que uno espera del otro, con respecto a la fidelidad, implica la cabeza, el corazón y los órganos sexuales. Hay autores sistémicos que parte de la idea de que la base de cualquier interacción significativa lo constituyen triángulos y no diadas. Goldbeter habla de terceros más o menos pesantes. En una relación de pareja estable, la distancia entre los dos cónyuges es menor (es decir, hay mas intimidad) que la que pueda existir con cualquier otra persona. En el momento en que aparece una relación extramarital, la distancia entre la persona involucrada y su pareja habitual aumenta, mientras que disminuye con la o el amante, pudiendo invertirse totalmente los lugares.
En este orden de ideas debemos entender que entre mayor sea la intimidad (psicológica y sexual) entre los miembros de la pareja, llamémosle para efectos prácticos, marido y mujer, mayor será su apego, puesto que la pareja ( ejem: la esposa) en la vida adulta es la mayor figura de apego y principal confirmadora de la propia identidad (del marido), luego entonces, al aparecer una tercera persona en la escena se pierde esa vinculación de apego e identidad y entre menor sea la intimidad con la esposa, mayor el distanciamiento y mayor posibilidad de ruptura, los enfados y los conflictos afectan a la pareja en el sentido de disminuir tanto la intimidad psicológica como la sexual. Se sabe que existen parejas que son evitativas de los conflictos y niegan sus diferencias tratando de ser muy amables entre ellos y cuando se presenta la ruptura suelen decir “pero como pasó esto si nosotros nunca peleamos”. No obstante LA NO EXPRESION DEL ENFADO IMPLICA SU ACUMULACIÓN y tarde o temprano deberá liberarse esa presión, en ocasiones y de las más comunes es la somatización presentando dolores musculares de espalda, caderas (mujeres), cabeza o cualquier otra parte del cuerpo.
Por otro lado están las parejas evitativas de intimidad que utilizan las peleas como una forma de interacción circulante, esta circularidad es vivida como algo sumamente desesperante.
Por lo tanto podemos sanamente concluir que entre mayor sea la intimidad psicológica y sexual entre la pareja mejor el pronóstico para la perpetuidad de la relación amorosa entre ambos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Anatomia de una infidelidad, parte I


Cuando escuche a mi madre decirme: “¡Yo aguante a tu padre por Ustedes, por mis hijos!” mi respuesta fue muy clara: “Mamá a mi no me cargas ese muerto”; comprendo la fuerza de las palabras, me confieso consiente y plenamente responsable de mis actos y mis decisiones, considero que mi madre debió haber hecho lo mismo desde hace mucho tiempo.
Han pasado cuatro años aproximadamente desde esa conversación, no me atrevo a imaginar que pudo haber pensado mi madre al oírme decir eso ya que no había vuelto a mencionar el tema hasta hace poco, cuando le platiqué que una persona también mayor, me había comentado que asistía a terapia psicológica para superar las múltiples infidelidades de su marido, aclaro que ambas mujeres cuentan en su haber con más de cincuenta años de matrimonio.
He visto a mi madre sufrir de diferentes maneras, he vivido en carne propia las consecuencias de los patrones que aprendí cuando era una niña en esa casa donde mis padres dormían (desde que yo me acuerdo) en recamaras separadas, donde se vivía un caos, que ahora sé, derivaba de las llamadas telefónicas que se hacían una a otra las mujeres involucradas (léase mi madre y la otra mujer).
A mis cuarenta años he emprendido una búsqueda de conocimiento del comportamiento y naturaleza humanas, he asistido a seminarios, conferencias, foros de discusión y leído libros dignos de cualquier estudiante de especialidad o maestría en psicología, dentro de mi carrera que es la abogacía, me he interesado por documentarme en materia de legislaciones y jurisprudencias en torno al contrato matrimonial, la patria potestad y el mejor interés de los menores, la violencia intrafamiliar y el abuso infantil, tengo la firme convicción de que los niños : TIENEN DERECHO A VIVIR UNA VIDA ADULTA, SIN EL PESO DEL MATRIMONIO DECREPITO Y/O MUERTO DE LOS PROGENITORES.
Por supuesto no voy en búsqueda de un culpable, pues considero que no es mi papel, ni mi rol, mucho menos mi derecho el apuntar a uno u otro de mis padres con el índice flamígero de la acusación y de la culpa; mi única intención es aportar a mi crecimiento, mi conocimiento y de ser posible aportar con humildad al crecimiento de alguien más.
Dos hechos son innegables todos tenemos una madre y un padre (al menos progenitores)  y hemos venido a este mundo en un momento determinado de su historia de vida, ya sea dentro de un matrimonio, feliz o infeliz o fuera de él, o quizá como resultado del deseo de una mujer simplemente de convertirse en madre soltera o bien bajo otras circunstancias menos típicas y probablemente desagradables para nuestras madres y padres, pudimos haber sido hijos deseados o indeseados y estas circunstancias en especial de nuestras madres así como su estado emocional y psíquico se han impregnado en nuestro temperamento, aproximadamente desde el séptimo mes de nuestra vida intrauterina.
 Dice el Dr. Borys Cyrulnik, en su libro titulado “Los patitos feos, La resilencia: Una infancia infeliz no determina la vida”:
            “El contenido psíquico, ya sea de euforia o desesperación, se halla constituido por una representación mental que pone imágenes y palabras en el escenario interno, la felicidad de tener un hijo o su dificultad. El contexto afectivo y social es justamente el que puede atribuir un sentido a un mismo acontecimiento. Si la madre está gestando el niño de un hombre que detesta, o si el simple hecho de convertirse en madre como su propia madre evoca recuerdos insoportables, su mundo intimo será sombrío. Ahora bien, las pequeñas moléculas de su estrés atraviesan fácilmente el filtro de la placenta. El abatimiento o la agitación de la madre, su silencio o sus gritos cuajan en torno al feto un medio sensorial materialmente distinto. Lo que equivale a decir que las representaciones íntimas de la madre, provocadas por sus relaciones, ya seas éstas actuales o pasadas, sumergen al niño en un entorno sensorial de formas variables.
Cuando los estímulos biológicos  respetan los ritmos del bebé o lo inunda con las moléculas de su estrés, el niño puede aprender a aletargarse o a volverse frenético.
La historia de la madre, sus relaciones actuales o pasadas, participan de este modo en la constitución de ciertos rasgos de temperamento en el niño que va a nacer o que acaba de nacer. Antes de la primera mirada, antes del primer aliento, el recién nacido humano se ve engullido por un mundo en el que la vida sensorial tiene ya una historia. Y en ese medio deberá desarrollarse.
Desde esta perspectiva podemos describir el <<como>> del primer encuentro. Cuando un bebé viene al mundo, lo que ese bebé es en ese momento provoca un sentimiento en el mundo con historia de la madre. Su apariencia física implica un significado para ella. Y esa representación provoca una emoción que la madre expresará al niño.”
         Se comprende bastante bien, que el estado anímico y emocional de una madre infiere en el estado anímico, emocional y por supuesto físico y temperamental de sus hijos, inclusive desde antes de nacer, así que ahora adicionemos otro hecho; según la terapista familiar Annette kreuz, las relaciones extramaritales (RE) se presentan durante momentos claves dentro del circulo vital de una pareja estable, de los momentos más frecuente parece ser durante el nacimiento de los hijos. En muchos hombres la fase de gestación con los cambios corporales resulta de difícil  asimilación. A parte de situaciones de indicación médica, o del rechazo abierto de la pareja, el miedo a “herir” a la futura madre o al bebé implica muchas veces una disminución más o menos consistente de las relaciones sexuales. La vivencia anticipatoria de un posible distanciamiento afectivo de la mujer a causa de su implicación con el futuro hijo pude constituir el desencadenante de una relación extramatrimonial, al igual que la sensación de estar definitivamente atrapado” en esta relación de pareja, si se trata del hijo primogénito. Continua expresando que otro momento clave del siclo vital lo constituye la muerte de los padres. La RE puede relacionarse con un intento de “tapar” sentimientos de soledad, dolor y tristeza. Hay otro momento clave que coincide con uno de los “tipos” de RE descritos y corresponde al tipo de “nido vacío”. Cuando los últimos hijos abandonan el hogar paterno y la pareja se encuentra frente a frente sin interferencias, muchas veces marido y mujer descubren que en el intermedio existe sólo un gran vació. La pareja matrimonial es inexistente. Muchos hombres alrededor de los 50 años se implican en una RE y se divorcian en esta situación. Es el único punto estadístico a nivel de edad dónde los hombres suelen ser iniciadores de la separación con más frecuencia que las mujeres.
Entonces, recapitulando, si tenemos que el estado emocional y psicológico de una futura madre es fundamental para el nonato y que cuando las mujeres se encuentran en estado de embarazo, es un momento clave en la vida de pareja (aún  en las estables) en el que se presenta con mayor frecuencia una relación extramatrimonial por parte del esposo de esta y que la sospecha o conocimiento que pudiera llegar a tener la esposa de la infidelidad de su esposo puede ser de tal manera grave que altere por completo su estado de salud psicológica es posible que la mujer llegue inclusive al rechazo total del hijo en gestación, generando un sentimiento de ira y desprecio hacia el propio hijo. Para ejemplo cito un caso real que expone la terapista mencionada en líneas anteriores:
“Mi madre supo por primera vez que mi padre tenía una amante cuando estaba a punto de darme a luz, después hubo varias relaciones más, pero esta primera vez yo estaba en su barriga, el shock, la ira, la inmensa decepción transformó su alegría en total rechazo, si hubiera podido abortar, lo hubiera hecho con toda seguridad, simplemente me echo la culpa de lo que paso, yo ya no hacia ninguna falta, finalizo su embarazo de una criatura que según ella había concebido como símbolo y culminación del amor entre los dos, se convirtió en su opuesto. Yo era, en el sentido literal de la palabra, una simple carga pesada, su vientre cada vez mas redondo no la hacía bella y femenina, sino deforme, asexual y no deseable, por eso mi padre se acostaba con otra mujer”