viernes, 17 de junio de 2011

Insensible, solo hasta que duele.

Cuando presentimos que se avecina el DOLOR, nuestro instinto nos provoca huir de él, sin embargo en la mayoría de las veces no es posible huir cuando el dolor tiene que ver con circunstancias que involucran alguno de nuestros hijos, por ejemplo cuando enferman, cuando se lastiman, cuando nos dejan, cuando desaparecen o cuando mueren. Viviendo en Tijuana he tenido que asistir a mas servicios funerarios de los que debe asistir una persona quizá en toda su vida, doy gracias a Dios que no se trata de alguien de mi familia, pero sí de mis amistades, de quienes fueron mis compañeros de escuela, de mis vecinos y conocidos, la mayoría han muerto a manos de la delincuencia o como resultado de enfermedades terminales como el cáncer; ha sido particularmente doloroso para mi ver el sufrimiento con el que las madres de estos seres, lloran ante los cuerpos de sus hijos muertos. 
¡Es lo más doloroso que he tenido que presenciar en mi vida!
Me pregunto ¿cómo y cuando llega la resignación a esas personas que deben sobrellevar semejante pérdida?
Una tarde cuando me disponía a asistir a la misa en memoria de una amigo que había sido secuestrado y muerto; se lo pregunte a una Mujer mayor, gracias a quien aprendí lo poco o mucho que sé de la religión católica y le dije: ¿Como lo soportan, de dónde sacan la fuerza? señalo con su dedo índice hacia el cielo y contesto: de Él; ante esa respuesta tan sencilla pero determinante de su parte, me di cuenta que su fe en Dios, al menos en ese momento era mayor que la mía; y no me apena decirlo ya que también he aprendido que la fe en Dios no es una línea recta que permanece constante durante toda la vida, es más bien como una línea ondulante, con cúspides y valles, además, después de un valle profundo siempre encontraremos una cúspide mas alta; yo ese día me encontraba en el valle de mi Fe.
Recuerdo haber dicho a mi mejor amiga, que no sabía porque me afectaba tanto esa muerte, si nos habíamos dejado de ver por  más de 20 años, no éramos compadres ya ni siquiera vecinos, yo no conocía a sus hijos ni Él a los míos, de hecho recientemente nos habíamos vuelto a reencontrar en la vida. Quizá era porque de niños fuimos muy buenos amigos, recuerdo haber jugado mucho en su casa, enfadamos a sus hermanas mayores con nuestros gritos y carcajadas de chamacos, recuerdo perfectamente la cocina de su casa, me gustaba que había una mesa justo frente al refrigerador, su casa me parecía enorme era de color amarillo dorado, recuerdo el patio trasero de su casa donde había un salón pequeño  y en la parte de enfrente un jardín muy lindo lleno de rosales, los cuales por supuesto despelucábamos cada rato con la pelota cuando jugábamos a los quemados. El día de su velorio ( hace poco mas de un mes) Yo  no daba crédito cuando lo vi, ahí inerte, con todos los signos que acompañan a la muerte; piel pálida, ojos hundidos, cutículas retraídas, uñas amoratadas; algo dentro de mi todavía se resistía a creerlo y eso que lo estaba viendo!. Me convencí de que si era Él cuando vi a su madre abatida por el dolor, abrazada de su padre y Él a su vez de una de sus hijas; sentí un escalofrió acompañado de un sobresalto, como cuando lo sorprende a una algo que provoca susto y luego miedo y baje mi mirada rápidamente, lo dude un poco, pero me acerque… sentía como vergüenza de presentarme ante ella  con esa pena tan grande, y yo sin saber que carajos decirle! Era una muerte tan absurda! pero tenía como una necesidad de abrazarla y así lo hice; después me acerque hasta su hermana la mayor y me reconoció de inmediato, con ella si puede hablar algo, le dije que lo lamentaba muchísimo que últimamente nos habíamos encontrado de nuevo su hermano, otros compañeros de la primaria y yo, que aunque habían pasado muchos años yo lo apreciaba bastante, pues habíamos sido buenos amigos, “éramos unos traviesos contigo, pero, ya pasaron muchos años de eso”, le dije y ella con una casi imperceptible sonrisa me dijo: “fue ayer... fue ayer”, la abrace fuerte, me despedí  y sentada en una banca lloré la muerte de mi amigo.
El secuestro, la tortura, la mutilación de los cuerpos para infringir un mayor miedo en los familiares, las amenazas, la extorción, el homicidio, el abuso sexual, la pedofilia; son evidencias contundentes de que existe la maldad en el ser humano o ¿es acaso solamente mi interpretación de la realidad?
Erich Fromm en su libro “El corazón del hombre”; expresa que con la violencia está relacionado el impulso hacia el control completo y absoluto sobre un ser vivo, animal u hombre. Este impulso es la esencia del sadismo. En el sadismo, como se dijo en El miedo a la libertad,  el deseo de causar dolor a otros no es lo esencial. Todas las diferentes formas de sadismo que podemos observar se remontan a un impulso esencial, a saber, el de tener un dominio completo sobre otra persona, convertirla en un objeto desvalido de nuestra voluntad, ser su dios, hacer con ella lo que se quiera. Humillarla, esclavizarla, son medios para ese fin, y el propósito más radical es hacerla sufrir, ya que no hay dominio mayor sobre otra persona que obligarla a aguantar el sufrimiento sin que pueda defenderse.
Es para mi sorprendente y profundamente angustiante darme cuenta que nuestra sociedad está produciendo este tipo de personas, sádicas, perversas, psicópatas con altos grados de peligrosidad, me pregunto ¿Como son las familias donde se gestan estos seres inhumanizados? Ya que es evidente y está científicamente comprobado que los psicópatas no nacen así, se hacen.
Ya hemos leído durante años en distintos medios escritos de comunicación que en México existen niños sicarios, niños violadores, niños asaltantes, niños roba autos, niños parricidas. El hombre desde su infancia se está volviendo contra el mismo hombre, se están creando generaciones de depredadores cada vez más especializados en las técnicas de la “muerte”, es más, hasta hay una especie de religión en la que adoran a la “santa muerte” y lo que es peor las muchachitas actuales se embelesan con los temas de vampiros guapos e inmortales que “subsisten” asesinando personas mediante el desangramiento en una especie de beso que ¡ ahora hasta resulta romántico!,  entre los adolecentes y adultos jóvenes se han creado nuevos grupos sociales, perdón, quise decir tribus urbanas como lo son:  Los emos , los góticos (dark, darki, darketo), los neo góticos, los frikis, que se autolesionan, mutilan sus propios cuerpos produciéndose cicatrices espantosas, se tatúan, se hacen piercings en partes insospechadas del cuerpo, o son ateos o practican la Wicca o el culto Satánico, o son homo sexuales o bisexuales participando de prácticas sadomasoquistas. El llamado por Freud impulso de muerte predomina en la actualidad, a todos nos llama la atención lo inanimado más que lo animado y vivo, preferimos el carro a caminar, preferimos el humo del cigarrillo al aire fresco, preferimos llevar a nuestros hijos al centro comercial que al parque, preferimos estar metidos en el chat o el faceboock que poner atención a nuestros hijos o esposos, padres y compañeros de trabajo aún y cuando están justo hablando frente a nosotros, “estamos con ellos pero no estamos” como unos auténticos fantasmas...
¿Soy solo Yo la que ve esto inusual y enfermo o es una dolorosa realidad que debemos cambiar inmediatamente?

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