(Editors Note: This classic piece of feminist humor appeared in the premier issue of Ms. Magazine and was widely circulated in the women's movement.)
I belong to that classification of people known as wives. I am A Wife.
Es un espacio libre de ataduras, en el que las palabras solo sirven para construir; donde las mujeres podemos encontrarnos, reencontrarnos, o simplemente vernos como en un espejo, donde la superficie reflejante es lisa y perfecta, sin empargo; es seguro que el reflejo será de alguien imperfecto, y eso esta bien, asi somos TODAS!!!
Cada vez escucho con más frecuencia a mis amigas, compañeras de trabajo o mamás que tienen la responsabilidad sola de formar y/o sostener a sus hijos. Antes eso era común si quedaban viudas, pero ahora algunos de los padres de familia están vivos pero pareciera que están muertos.
Desde siempre tuve mucho miedo a estar en esta situación, mi mamá quedó viuda cuando yo era muy niña y la falta de mi papá me afecto muchísimo; a esa edad realmente no lo sentí tanto, pero curiosamente entre mas crezco, mas falta me hace. Un discurso constante en mi casa era el tema de lo difícil que es salir adelante sola con los hijos y a pesar de que mi mamá lo hizo muy bien y de una manera digna y admirable, ese discurso se me quedó muy grabado en mi mente. Por muchos años cuando yo no era feliz y quería divorciarme, me cuestionaba mucho si era correcto o no tomar es decisión, en mi caso mi papá se me había muerto pero con mis hijas yo estaba tomando la decisión de sacarlo de sus vidas y la culpa de quitárselo no me dejaba avanzar pues sabía en carne propia lo que significa la ausencia de un padre en la vida de un hijo y ese era un costal muy pesado de cargar.
Ahora yo enfrento ese reto, estoy justamente en la posición que nunca hubiera deseado estar y que tanto miedo me daba, soy una mujer sola a cargo de mis hijas en todos los sentidos, en ocasiones es cómodo porque sólo yo opino en las decisiones de ellas, pero otras veces, hace falta con quien compartir la responsabilidad, con quien hablarlo o buscar una opción cuando el sueño se te va, alguien que participe o te releve cuando se te atraganta la garganta por hacerte la fuerte y contener las emociones o cuando se te arruga el estomago y el corazón porque están pasando un momento difícil en su vida o cuando sabes que necesitan algo y no tienes idea de cómo hacer para dárselo. No cabe duda que lo mejor es la vida en familia con papá y mamá juntos en donde los dos se complementen para participar en la formación de los hijos, pero esa idea parece ser una utopia, por lo menos en mi entorno empezando conmigo, el papá de mis hijas no participa absolutamente en nada en la vida de ellas, más que un abandono total, es un obstáculo en sus vidas, conozco otro caso que comparten la custodia y en lugar de custodiar a su hijo, lo ha utilizado para volcar el odio que tiene contra su ex esposa envenenando a su hijo en contra de su madre sin detenerse a pensar en el daño que le está provocando a su propio hijo, otro en que a la hora que mi amiga le pidió apoyo al papá de su hijo para disciplinarlo lo recibió unos meses en su casa y se lo devolvió, como si fuera un perrito, también hay los que pagan su cuota y lavan su consciencia con una cantidad de dinero y se desentienden de todas las demás necesidades y así la lista puede seguir; trabajo en una escuela y quienes siempre terminan sacando la cara por los hijos son las mamás. Seguramente nosotras las mujeres tenemos nuestro grado de responsabilidad en este asunto con las ideas de “para eso tiene mucha madre”, “que Dios los juzgue”, o “para que peleo la pensión alimenticia si de todas formas no va a dar nada y las leyes no le hacen nada” o en nuestro afán de libertad e igualdad, los más liberados han sido ellos, pues ahora además de la casa, los hijos también respondemos por la cuentas. De antemano sé que también hay padres amorosos y responsables pero parecen una especie en extinción y no es de ellos a quien me estoy refiriendo en este momento, para ellos mi reconocimiento y admiración. La cuestión aquí es cómo llega un padre a este punto, en qué momento se disuelve el vinculo que los une y se convierten los hijos en seres ajenos a su persona, si son una parte de nosotros, no te puedes quitar un hijo como quitarte un zapato, cómo su egoísmo les permite dormir tranquilos y con qué facilidad delegan sus responsabilidades en las madres de sus hijos y literalmente se desentienden de sus obligaciones.
Comparte tu experiencia en este tema, el hecho de platicarla es bastante liberador y a lo mejor dos cabezas piensan mas que una.
Mi hermano es bastante especial, posee desde que éramos niños una asombrosa habilidad para “enseñar”, siempre ha estado en contacto con esa parte, que para mi, es medular en su personalidad, mi hermano es un “maestro”, seguramente muchos estarán de acuerdo conmigo de que cuando mi hermano les platica o cuenta alguna historia todo el que lo escucha se queda con una agradable sensación de haber aprendido algo y es que mi hermano tiene dos grandes dones adicionales, esos que todo buen maestro debe tener, primero, el dominio de la palabra y segundo, un carisma natural e innato. Mi vida entonces se ha visto influenciada positivamente en gran medida por mi hermano Paco, pues participó muy activamente en mi formación durante mi infancia, claro que sorprende que un niño tan solo ocho años mayor que yo haya participado tan determinantemente en mi formación y así fue, todo ello mediante el juego; de mi hermano aprendí a no temer a la obscuridad, esto lo logré gracias a que cuando nuestros padres salían por las tardes o noches mi hermano me cuidaba y jugábamos a las escondidas, solo que para hacerlo más emociónate apagábamos las luces de toda la casa, a veces yo no lo encontraba tan fácilmente porque para despistarme se movía de lugar y me gritaba “Aquí estoy!!” y sigilosamente se cambiaba de lugar, tuve que aprender a utilizar mi oído, para ubicarlo cuando andaba caminado, a veces sentía que pasaba cerca de mi y en ocasiones me salía de repente y me asustaba; al principio si lograba asustarme mucho, pero siempre me tranquilizaba deciendome “Asi es el juego, ahora tu asústame a mi, si?” , entonces aprendí a estar vigilante, alerta y con la oreja bien parada “porque en cualquier momento sale tu hermano y te asusta”. Otro de los juegos que inventaba era el del “cieguito” consistía en que yo cerraba los ojos y dejaba que el me guiara por la casa, subía la escalera que todavía recuerdo tiene siete escalones, luego un descanso donde daba cuatro pasos volteando a la izquierda y luego subía otros siete escalones, el juego consistía en que teníamos que recordar donde estaba todo y no tropezar o chocar, si tropezaba o chocaba, perdía y ganaba el que había hecho todo el recorrido sin equivocarse, con ese juego aprendí a confiar en mi misma y ha ser receptiva a los cambios, pues a veces movíamos de lugar los sillones para hacer más difícil el recorrido, ya que el primero lo hacíamos cada uno con los ojos cerrados y siendo guiado por el otro, con ello aprendía a “confiar en mi hermano con los ojos cerrados”.